Ensayo Conducta de Vida de acuerdo a la Biblia
UNIVERSIDAD
PANAMERICANA
Facultad
de Ciencias de la Educación
Profesorado
de Segunda Enseñanza en Pedagogía con Orientación en Dirección y Administración
de Centros Educativos

Conducta de vida de acuerdo a la
Biblia
Corado
Quilo, Glinza Ivett
San
Raymundo, Abril 2015
¿Por qué Jesús dio su vida?
Juan el Bautista declaró por qué
Jesucristo vino a la tierra, cuando dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo”
(Juan 1:29). Los pecados de toda la humanidad son la razón de la muerte de
Jesucristo. La existencia de la Cruz establece dos realidades: todos son
pecadores, y no podemos hacer nada en cuanto a eso. Es significativo que Pablo,
como Pedro, transmitió las mismas dos verdades en Tesalónica. Lucas resumió la
enseñanza de Pablo en las sinagogas en días de reposo: “Pablo, como
acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos,
declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os
anuncio, decía él, es el Cristo.” (Hechos 17:2,3).
Una presentación del evangelio tiene
que incluir esas dos verdades acerca de Cristo. Ambas son esenciales a la
comprensión de la gracia de Dios manifestada mediante la muerte de Jesucristo
en la Cruz, su resurrección, y su consiguiente redención de toda la humanidad.
Principios y prácticas
bíblicos
para el testimonio personal eficaz
para el testimonio personal eficaz
Un estudio reciente afirma que sólo el
diez por ciento de los que toman la decisión de seguir a Cristo lo hacen en un
culto de la iglesia. Con todo, la máxima prioridad en la actividad
evangelística de una iglesia es el testimonio personal de sus miembros durante
toda la semana.
Otro estudio revela que menos de diez
por ciento de la congregación hace evangelismo personal. ¿Por qué no hay más
cristianos que hablen a otros de Cristo? Muchos piensan que la razón más común
es la apatía; que a los cristianos no les importa. Pero, para la mayoría de las
personas, la razón es su falta de confianza. Creo que los discípulos de Cristo
quieren ser testigos eficientes; pero se sienten insuficientes, intimidados o
aun temerosos en cuanto a hablar de su fe, sobre todo con alguien que no tiene
una formación cristiana.
Jesús dijo: “Conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres” (Juan 8:32). El saber lo que dice la Palabra inspirada
de Dios acerca del carácter de la evangelización liberará a los creyentes de su
sentido de insuficiencia o aun de su temor respecto al testimonio personal.
En Colosenses, Pablo trata acerca del
evangelismo de una manera que ayudará a liberar a los creyentes de las falsas
ideas y de las emociones que pudieran impedirles hablar de Cristo. Él presenta
un sencillo, bíblico, y práctico modelo para ayudar a los creyentes en el
evangelismo de relaciones.
La petición más frecuente que se le hace a la Comisión de Evangelismo es de materiales respecto a la motivación personal y el adiestramiento en el testimonio. Los pastores y otros líderes de la iglesia pueden enseñar los siguientes principios y prácticas defendidos por Pablo de diversos modos dentro de la iglesia. Estos principios proporcionan un sistema bíblico para enseñar el evangelismo personal que puede convertirse en parte integral del estilo de vida de un creyente.
La petición más frecuente que se le hace a la Comisión de Evangelismo es de materiales respecto a la motivación personal y el adiestramiento en el testimonio. Los pastores y otros líderes de la iglesia pueden enseñar los siguientes principios y prácticas defendidos por Pablo de diversos modos dentro de la iglesia. Estos principios proporcionan un sistema bíblico para enseñar el evangelismo personal que puede convertirse en parte integral del estilo de vida de un creyente.
La escala de
Engel
La escala de Engel es un sistema
numérico que muestra dónde están las personas en su andar espiritual.
Toda una vida de crecimiento conceptual y de
conducta en Cristo.
Consciente de un ser supremos, pero ningún
conocimiento del evangelio.
Conocimiento inicial del evangelio.
Consciente de las verdades fundamentales del
evangelio.
Comprensión de las consecuencias del evangelio.
Actitud positiva hacia el evangelio.
Reconocimiento del problema personal.
Decisión para actuar.
El arrepentimiento y la fe en
Cristo.
Conversión.
Evaluación después de la decisión.
Incorporación en el cuerpo de Cristo.
Las personas están dispuestas a
pertenecer antes de que estén dispuestas a creer. Cuando hable del evangelio,
emplee un lenguaje sencillo. La gente no puede entender palabras como
arrepentimiento, santificación, y redención si primero no han oído ni visto las
palabras amor, amabilidad, y aceptación. Aun la Palabra de Dios sugiere que el
amor de Dios lleva al arrepentimiento. Esas palabras de aceptación llevan a las
cosas más profundas del evangelio. Pablo reconoció que los bebitos necesitan
leche antes de necesitar carne. Presentó el evangelio en diversos niveles según
a quién le estaba predicando.
Nuestro deseo es ver el progreso de las
personas desde los números negativos hasta los positivos, y con el tiempo hasta
un saludable crecimiento de +3. A menudo hay un abismo entre el mundo de los
inconversos y el mundo de los creyentes. El conocimiento social arbitrario, o
el conocimiento cultural específico de los cristianos puede desarrollarse tanto
que se vuelven totalmente desconocidos para los no creyentes. Esos cristianos
comienzan a emplear de modo inconsciente la jerga con el que solamente ellos
pueden relacionarse porque han aprendido la cultura del cristianismo.
Para ser misioneros, tenemos que
aprender a reformular nuestra vida, nuestras acciones y nuestras palabras, de
modo que sean pertinentes para quienes no han desarrollado una comprensión del
cristianismo. Debemos aprender, como dijo Pablo, hacerse a todos de todo “para
que de todos modos salve a algunos” (1 Corintios 9:22).
Esa reformulación se extiende aun a
nuestras palabras. Pablo, en su disertación en la Colina de Marte, usa los
iconos culturales de la época (dioses e ídolos, y a los poetas de la época)
para presentar su mensaje. Se refiere a la estatua del dios no conocido y a sus
poetas que dijeron: “Porque linaje suyo somos” (Hechos 17:22–31), a fin de
hablar al nivel de lo que era pertinente y significativo para quienes estaba
tratando de ganar.
Si las personas pasan por fases, como
sugiere Engel, debemos examinar cómo y cuándo presentamos las claves verbales y
no verbales del reino de Dios. Aun Jesús insistió en hablar con los niños
mientras sus discípulos trataban de apartarlos. Él enseñó a sus discípulos de manera
verbal y con su actitud que el corazón de uno tiene que ser como el de un niño
para entrar en el reino de los cielos.
Cuando habló con la mujer adúltera en
el pozo (Juan 4:5–29), no comenzó la conversación con su pecado y su necesidad
de arrepentirse. En vez de eso, se dirigió a ella en un nivel físico, cuando
dijo: “Dame de beber.” Él le habló de su actual modo de vida al mencionar el
hecho de que había tenido “muchos maridos”. Le habló de su necesidad de hallar
satisfacción, de beber de todo lo bueno. Luego le ofreció “agua viva.” La
oferta de Jesús no era una frase cristiana en aquel tiempo; fue una oferta para
que ella satisficiera la necesidad de su vida.
Debemos, como cristianos, considerar
nuestras palabras. Nuestras palabras a veces pudieran surgir de una necesidad
en nuestra vida, pero aquellos con quienes nos encontramos pudieran no tener
las mismas necesidades. Tal vez no necesiten a la iglesia en este momento, pero
pudieran necesitar que alguien muestre el amor de Dios mediante palabras bondadosas
y claves no verbales, tales como la acción y el servicio. Cómo mostramos el
interés en nuestro rostro y cómo formamos las palabras que determinan si
parecemos repulsivos en nuestro orgullo y abstraídos al hablar de la iglesia, o
bondadosos y amables en nuestro genuino interés por las necesidades de nuestro
prójimo.
Es tiempo de que los creyentes
redescubran el lenguaje olvidado de su juventud espiritual. Debemos hablar a
los inconversos donde ellos viven, donde trabajan, y dondequiera que estén en la
escala de Engel.
El Modelo Del Apóstol Pablo
El evangelismo no es una opción; lo es
el cómo lo hacemos. La misma Biblia que nos manda que evangelicemos a las
personas también nos dice cómo.
Pablo dio a la iglesia de Colosas una
profunda pero práctica enseñanza respecto del testimonio cristiano eficaz. Sus
últimas instrucciones en la carta es respecto a cómo los cristianos tienen que
relacionarse con los inconversos, a quienes él debidamente llama “los de
afuera” (4:5). Yo le llamo el modelo de evangelismo de Pablo (véase v. 6).
“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando
también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la
palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy
preso, para que lo manifieste como debo hablar. Andad sabiamente para con los
de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia,
sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses
4:2–6).
Debemos disciplinarnos para hacer
nuestra parte en el evangelismo personal mientras que, al mismo tiempo, debemos
seguir siendo dependientes de Dios para hacer lo que solo Él puede.
Junto con los principios de dependencia
y disciplina, Pablo defiende seis prácticas en la vida cristiana que ayudan a
dar un testimonio eficaz a los inconversos. Un pastor puede enseñar de dos
formas estos principios a una congregación. En primer lugar, el pastor puede
enseñar los principios y las prácticas como un modelo bíblico para el evangelismo
personal. En segundo lugar, se le debe dar énfasis a cada principio y práctica
cada vez que sea posible en distintos contextos. Sólo una enseñanza o un sermón
no ayudará de manera adecuada a los creyentes a hacer de esas prácticas parte
de su manera de vivir.
Práctica No. 1: Ore por
Puertas Abiertas
“Orando para
que el Señor nos abra puerta para la palabra” (Colosenses 4:3).
Pablo comienza su instrucción a los
colosenses exhortándolos a que oren. La oración es esencial en el evangelismo.
A menos que Dios obre en el corazón y en la vida de las personas, nuestro
trabajo no dará resultados duraderos.
En el libro de los Hechos hallamos un ejemplo revelador de la obra de Dios con uno de sus mensajeros. Cuando Pablo y sus compañeros fueron a orar a la orilla de un río fuera de Filipos en el día de reposo, se sentaron y comenzaron a hablar con un grupo de mujeres. “Una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hechos 16:14). Pablo predicó el mensaje. El Señor abrió el corazón de Lidia.
En el libro de los Hechos hallamos un ejemplo revelador de la obra de Dios con uno de sus mensajeros. Cuando Pablo y sus compañeros fueron a orar a la orilla de un río fuera de Filipos en el día de reposo, se sentaron y comenzaron a hablar con un grupo de mujeres. “Una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hechos 16:14). Pablo predicó el mensaje. El Señor abrió el corazón de Lidia.
Tenemos el privilegio y la
responsabilidad de predicar el evangelio. Pero solo Dios puede abrir el corazón
de una persona. Estamos dependiendo de Dios para dar oportunidades, para llevar
comprensión a la mente de los oyentes, y llevar a su corazón a decidirse.
Los creyentes necesitan repetida y
regular enseñanza acerca de la oración y estímulo para hacer de ésta una
característica de su vida diaria.
Práctica No. 2: Haga Claro el
Mensaje
“Para que lo
manifieste como debo hablar” (Colosenses 4:4).
El mensaje que Pablo predicaba era el
“misterio de Dios” (Colosenses 2:2). El enfoque de nuestro mensaje también debe
ser. Después de la ascensión de Jesús, el apóstol Pedro rápidamente se
convirtió en una de las voces más destacadas en la iglesia neotestamentaria. En
el poder del Espíritu Santo, ese pescador sin educación alguna se convirtió en
un elocuente y enérgico predicador del evangelio.
Pedro predicó su sermón más conocido el
día de Pentecostés. Pero Lucas registra varias de las proclamaciones de Pedro
del evangelio en los Hechos (3:12–26; 4:8–12; 5:29–32; 10:34–43). Cuando
analizamos esas presentaciones, hallamos que en cada sermón Pedro presentó dos
verdades fundamentales: quién es Jesucristo y por qué dio su vida. Estar
preparado para analizar esas dos verdades preparará a cualquier creyente para
hablar eficazmente de Cristo a los inconversos.
¿Quién era Jesús?
Los relatos de la vida de Cristo por
los medios de difusión seculares generalmente presentan a Jesús como un
personaje ficticio. Aunque los medios informativos muestran a Jesús como un
personaje histórico, los medios de difusión lo describen como un gran maestro o
acaso como un profeta, pero solamente un hombre.
Los creyentes deben decir que Jesús fue
más que un maestro y profeta; Él era Dios en forma humana. Fue concebido por el
Espíritu Santo, nacido de una virgen, vivió sin pecado, murió por nuestros
pecados, y venció la muerte al resucitar para darnos el perdón del pecado y el
don de la vida eterna.
Práctica no. 3: sea sabio con
“los de afuera”
“Andad
sabiamente para con los de afuera” (Colosenses 4:5).
La frase de Pablo “los de afuera” da
una descripción apropiada y práctica de dónde están los inconversos con
relación a la iglesia. Por diversas razones, la mayoría de los inconversos hoy
están más lejos que nunca del contexto cristiano. No podemos suponer que los
inconversos se consagren a los principios cristianos o que ni siquiera los
entiendan.
La iglesia actual afronta el reto de
transmitir el evangelio en otra cultura, como hacen misioneros en otros países.
Si los creyentes han pasado gran parte de su vida en la iglesia, han adquirido
las percepciones, los principios y el vocabulario de la iglesia. Los cristianos
y los inconversos pudieran hablar el mismo idioma, pero los cristianos a menudo
emplean términos religiosos que no se conocen o que significan otra cosa en la
cultura secular.
Cuando empleamos la jerga cristiana,
levantamos una barrera de comunicación entre nosotros y los inconversos. Los
creyentes entienden palabras tales como salvado, evangelio, y ungido; pero
éstas están confundiendo a las personas que no las conocen. A los inconversos
se les ha de ganar con su vocabulario, no con el nuestro.
Parte de la cultura de una iglesia
tiene que ser preparar a los cristianos para transmitir su fe en un lenguaje
que los inconversos puedan entender y mediante conceptos con los que puedan
relacionarse, como hizo Jesús.
Práctica no. 4: aproveche la
oportunidad
“Redimiendo
el tiempo” (Colosenses 4:5).
Las oportunidades tienen un determinado
tiempo. Es cierto el dicho de que la oportunidad sólo llama una vez a la
puerta. Una oportunidad pudiera no llegar una segunda vez. Cada oportunidad es
exclusiva porque las personas y las circunstancias son distintas.
El memorizar ciertos pasajes bíblicos o
terminar un curso acerca de testimonio no prepara a los cristianos para
responder a los demás. Esas cosas pueden ayudar, pero el conocer la verdad que
nos capacita para responder a las personas en varias situaciones exige un
continuo estilo de vida de aprendizaje. Eso quiere decir que debemos crecer en
un conocimiento personal de Jesucristo. Nunca nos graduamos. Todos estamos en
un viaje espiritual. Lo que estamos aprendiendo de modo individual podemos
compartirlo con una originalidad que está convenciendo a los que no creen.
Muchos se sienten insuficientes para
dar testimonio porque no pueden retener la información ni recordar los pasajes
bíblicos que consideran que tienen que conocer. Aun cuando pudieran, no tienen
confianza en su capacidad para llamarlos cuando sea necesario. Pero todo
creyente, aun sin adiestramiento en el evangelismo personal, puede dar su
testimonio personal y orar.
Todo el mundo tiene un testimonio
personal. Hablar con sinceridad y convicción de nuestra experiencia personal y
de nuestra relación con Jesucristo puede ser un argumento convincente con
algunas personas.
Una de las formas más oportunas de
predicar a los inconversos es la oración. Cuando los inconversos confiesan que
tienen problemas, pídales que le permitan orar con ellos. Si creemos que Dios
contesta a la oración, debemos practicar nuestra creencia al orar con las
personas y por ellas y creer que Dios responderá. El oír a un creyente orar
puede tener un efecto significativo en los inconversos. Cuando los creyentes
oran por una necesidad, las personas sienten que son sinceros y que tienen una
relación personal con Dios. Cuando Dios contesta a la oración, eso abre los
corazones al evangelio.
El liderazgo pastoral también puede dar
oportunidades para que los miembros de la iglesia se relacionen con los
inconversos mediante actividades evangelísticas.
Práctica no. 5: hable con
gracia
“Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal” (Colosenses 4:6).
En 1 Pedro 3:15, el Apóstol hace un
comentario parecido al de Pablo. Pedro dice a los creyentes que estén siempre
preparados para presentar una respuesta de su esperanza, pero con “mansedumbre
y reverencia”. No sólo es importante lo que decimos, sino también cómo lo
decimos.
Gran parte de nuestra comunicación no
es verbal. Si hay una contradicción entre lo que alguien dice y la manera en
que lo dice, en cada caso creeremos el mensaje no verbal. Una persona pudiera
considerarla una excusa — dada con las mismas palabras pero hablada de otras
maneras — sincera o sarcástica. La inflexión de la voz y las expresiones
faciales pueden enviar mensajes confusos que contradicen las palabras que
decimos.
Muchos de los que estamos tratando de
ganar en los Estados Unidos tienen una historia negativa con la iglesia y están
a la defensiva o son aun hostiles al testimonio cristiano. Otros con cicatrices
emocionales han llegado a ser insensibles a los asuntos espirituales. Un
cristiano con gracia y credibilidad puede ayudar a contrarrestar las señales
muy diversas que las personas han recibido de aquellos cuya vida no ha sido
consecuente con su mensaje.
Como la sal sazona el alimento, un
espíritu de gracia, mansedumbre, y reverencia tiene que sazonar nuestra
conversación con los inconversos. No debemos comprometer la verdad, pero
podemos transmitir la verdad con amabilidad.
Los creyentes necesitan constante
discipulado en la formación espiritual de modo que el fruto del Espíritu se
haga cada vez más evidente en su vida. Lo más importante en el evangelismo
personal hoy es la credibilidad del mensajero.
Práctica no. 6: responda de
modo individual
“Para que
sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6).
La significación es un asunto
individual. En nuestros esfuerzos por entender y actuar sabiamente para con los
de fuera, nunca debemos olvidar que cada uno de los de fuera es excepcional. Es
útil aprender la actitud mental, los valores, las preocupaciones, los
intereses, y los deseos de las personas en varias culturas. Sin embargo, las
generalizaciones pueden ser engañosas porque cada persona es excepcional.
Algunos términos como postcristianos o postmodernos son perfiles y
estereotipos, no realidades personales.
Las personas no son estadísticas o sólo almas que ganamos para el Reino. Las personas son individuos con personalidades distintas, creaciones exclusivas para quienes Dios tiene un plan y un propósito personal.
Las personas no son estadísticas o sólo almas que ganamos para el Reino. Las personas son individuos con personalidades distintas, creaciones exclusivas para quienes Dios tiene un plan y un propósito personal.
Edificaremos el reino de Dios una
persona a la vez.
Jesús es el mejor ejemplo en la
enseñanza de Pablo respecto a responder a las personas. La enseñanza de Jesús
era clara para sus oyentes. Él empleó vocabulario e ilustraciones verbales que
venían de la vida diaria de sus oyentes. Él se identificó y se relacionó con
sus oyentes, empleó el lenguaje que ellos podían entender y los conceptos con
los que podían relacionarse.
Debemos recordar que el más citado versículo de la Biblia, Juan 3:16, no fue parte de uno de los sermones de Jesús. Jesús dijo esas palabras en una conversación por la noche con Nicodemo, cuando Él respondió a las preguntas de este fariseo.
Debemos recordar que el más citado versículo de la Biblia, Juan 3:16, no fue parte de uno de los sermones de Jesús. Jesús dijo esas palabras en una conversación por la noche con Nicodemo, cuando Él respondió a las preguntas de este fariseo.
Aunque enseñó a las multitudes, Jesús
se concentró en las personas y respondió a ellas. Los perdidos necesitan lo que
recibieron quienes entraron en contacto con Jesús, una respuesta personal.
Dios llama a cada creyente a ser
testigo, y cada creyente puede serlo con la ayuda de Dios. Los miembros de la
iglesia pueden estar confiados en que Dios los usará en el testimonio eficaz
cuando ellos colaboran en la obra que el Espíritu está haciendo en la vida de
un inconverso. Esos cinco versículos en Colosenses presentan una enseñanza
bíblica, práctica, y exhaustiva respecto al evangelismo personal. Los
principios de dependencia (vv. 2–4) y de disciplina (vv. 5,6) se relacionan con
toda la vida cristiana. Hay que mantener constantemente las prácticas en todos
los aspectos de la vida de la iglesia.
La verdad de la Palabra de Dios
respecto al carácter del evangelismo puede librar a las personas de cualquier
cosa que les impida o que las ayude a encontrar el propósito que Dios quiere
cumplir por medio de ellas. Si el liderazgo pastoral ayuda a las personas a
entender las convincentes verdades que Pablo enseña, los creyentes pueden
cultivar una manera de vivir de eficaz evangelismo personal
Conclusiones
La Biblia realmente puede transformar a las
personas pero dependerá de las actitudes de ellas.
La palabra de Dios plasmada en la Biblia nos
permite reflexionar ante diferentes situaciones que se nos presentan, nos
ayudan a actuar del modo adecuado, siempre y cuando porque obtuvimos la guía de
nuestro Señor.
Cada familia genera principios y valores, es
importante que se tome en cuenta que sean los adecuados y demostremos en qué
lugares, cómo y cuándo debemos actuar así.
Referencias
http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200802/200802_086_BiblicPrinc.cfm
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